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lunes, 10 de diciembre de 2007

Mariquita Sánchez. Anécdota Casa de Ejercicios Espirituales

http://ainco.org.ar/casa_de_ejercicios.htm

A pesar de la prohibición, Martín encontró el artilugio para ver a su Mariquita en la Santa Casa. Ingresaba por la puerta que está en las actuales calles Estados Unidos y Salta, por donde se atendía a los proveedores, disfrazado de vendedor de plumeros. Ella que estaba al tanto, se acercaba y, contaban así con algún minuto, solamente para mirarse el uno al otro.

Mariquita Sánchez pedido de auxilio al virrey, 10/7/1804

Fragmento de la carta con la que apeló la protección del Virrey, el 10 de julio de 1804

“Me es preciso defender mis derechos: o Vuestra Excelencia mándeme llamar a su presencia, pero sin ser acompañada de la de mi madre, para dar mi última resolución, siendo ésta la de casarme con mi primo, porque mi amor, mi salvación y mi reputación así lo desean y exigen, me mandará Vuestra Excelencia depositar por un sujeto de carácter para que quede en más libertad y mi primo pueda dar todos los pasos competentes para el efecto. Nuestra causa es demasiado justa, según comprendo, para que Vuestra Excelencia nos dispense justicia, protección y favor”.

Juicio de disenso

Mariquita recurrió a un viejo derecho, por el cual una joven podía solicitar al rey su protección, para evitar ser casada contra su voluntad.

Es evidente que no todas las jóvenes de entonces, tenían su curiosidad, empeño, conocimiento y valentía, prefiriendo al escándalo, subordinarse a las órdenes paternas y a las convenciones sociales.

Mariquita Sánchez Biografía

Patriota argentina, nacida en Buenos Aires en 1786 y fallecida en Montevideo en 1868.

Aunque su nombre se ha hecho un ícono, por haber interpretado por primera vez el Himno Nacional argentino, en el célebre “salón” de su casa, donde se reunía la flor y nata de la intelectualidad porteña, y los líderes de la independencia, su protagonismo en la escena nacional excede por mucho a ese momento que la fijó en el imaginario popular.

Inteligente, tenaz, aguda, valiente, fue una activista por los derechos de la mujer, causa que no la encegueció, su acción en la política nacional fue constante, en su casa de debatían los temas más delicados, ella tomó partido, y supo sostenerse en sus opiniones, a pesar de sus exilios y el de sus hijos.

Militante, primero en la causa revolucionaria, ya durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, pese a la amistad que los unía, no ocultó su adhesión a la causa unitaria. De su extraordinaria temeridad en tiempos de terror, se cuenta una anécdota que la pinta de cuerpo entero.

Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, cabeza del partido Federal, había exigido el uso de la insignia punzó para demostrar la fidelidad a la causa. Esto, en momentos de persecución a muerte al bando opositor. Rosas dio una de sus célebres fiestas en su residencia de San Benito de Palermo, las mujeres asistieron, vestidas de rojo, salvo Mariquita que se presentó con un traje celeste, color que identificaba el grupo unitario.
Rosas al verla llegar con vestida, se acercó y la reconvino
-Mariquita, ¿Cómo te me venís de celeste?-
-Para hacer juego con tus ojos, Juan Manuel- Respondió ella.

Pese a la enorme amistad, Mariquita al tiempo debió refugiarse en Montevideo.

Sus amistades fueron masculinas, ella mantenía correspondencia, conversaba, discutía, se entendía mejor con los hombres a los que trataba de igual a igual y a los que ayudó ideológica y pragmáticamente a dar forma a la Nación Argentina.